Todas las manos que sostuvieron a Malak y a José

Son tantas las dificultades, tantos los factores que se tienen que alinear para que la igualdad de oportunidades se abra paso hasta los barrios más humildes, que el estatus social de las familias sigue siendo el mejor predictor del futuro de sus hijos. Pero, a veces, las cosas salen bien

Mar 30, 2025 - 01:00
Todas las manos que sostuvieron a Malak y a José

En el primer trimestre del curso en que José Santos se cambió al instituto público Séneca de Córdoba suspendió cinco asignaturas. Se había trasladado allí con la esperanza de alcanzar un nivel académico más alto que en el instituto de su barrio —uno de los más pobres de España, el Sector Sur—, y lograr así su objetivo de estudiar Periodismo en la Universidad. Pero después de los primeros tres meses, esos cinco suspensos —a él, que nunca había suspendido nada— le desfondaron, porque además no le estaba siendo nada fácil encajar; era el único gitano matriculado en el centro. Así que empezó a plantearse seriamente volver a su barrio tal y como, de hecho, le había recomendado su tutor al poco de llegar. Pero cuando José y sus padres fueron a hablar con Miguel Santiago, el orientador de la Fundación Secretariado Gitano que le había estado ayudando en sus estudios, este le dijo: “¿Te han quedado solo cinco? Enhorabuena, no está nada mal. ¿Tú sabes lo difícil que es lo que tú has hecho? Ya verás como el trimestre que viene te va mejor. Y a tus compañeros, dales la oportunidad de que te conozcan y vean lo buena persona que eres. Ellos se merecen conocerte y tú a ellos”. José aguantó y, efectivamente, todo acabó mejorando. Seguramente la vida de este joven periodista de 25 años sería hoy distinta si en aquel momento hubiera tomado otra decisión.

Seguir leyendo

Diseño:

Ruth Benito

Desarrollo:

Carlos Muñoz