Todo es posible
Los que tienen la Constitución en la boca todo el tiempo son los menos interesados en que se cumpla.
Lo que se aprecia al fondo es un conjunto de cápsulas semejantes a aquellas en las que se conservan los cadáveres a la espera de la autopsia. Las hemos visto en las películas y a veces en la vida. Te avisan de que papá se ha muerto en plena calle, de un infarto, y lo han llevado al depósito, donde te acercas a reconocerlo. Entras en una habitación grande y glacial, el funcionario de turno abre un cajón metálico, de acero, y ahí aparece tu progenitor con la nariz azulada por el frío. Los cajones, aquí, son de madera nórdica, pero están ordenados de modo semejante. En una de esas cápsulas duerme cada día el hombre de la foto, Luis Miranda, un profesor de FP cuyo sueldo no alcanza para pagarse un apartamento decente en la muy libre y alegre urbe de Madrid.