Tres albariños de Rías Baixas que ganan con el tiempo
La capacidad de guarda de los mejores vinos y su adopción en distintas regiones vinícolas del mundo cimentan el prestigio de la albariño, la gran uva blanca ibérica

El albariño es el vino del mar, el marisco, la acidez vibrante y la frescura. El nombre se lo da la uva con la que está elaborado: una casta de grano pequeño (sinónimo de concentración) y tonalidad verdosa que se va moteando ligeramente a medida que madura. Es una variedad de 10, con mucho de todo: aromas, estructura, acidez… Y algo en lo que cada vez se incide más, la capacidad de envejecimiento, porque es uno de los elementos que dan la medida de un gran vino.
Calidad-precio
Albamar Blanco, Rías Baixas. Albamar. 100% Albariño. 15,5 euros. La capacidad de desarrollo en botella del albariño básico que elabora Xurxo Alba en su pequeña bodega de Cambados, en el valle del Salnés, es la mejor prueba de la nobleza de la variedad. El estilo salino y depurado de la casa va ganado relieve con los años hasta llegar a la amplitud y jugosidad de una añada de buena madurez como 2016. Quizás no todo los años tengan una trayectoria tan larga, pero esta buena evolución convierte el vino en una excelente compra. La única condición es que hay que tener sitio para guardar.
Apuesta segura
Tricó Blanco, DO Rías Baixas. Cía. de Vinos Tricó. 100% Albariño. 24 euros. Un blanco de interior, de la subzona de O Condado, la más oriental de la denominación y próxima a Ribeiro. Desde la creación de la bodega por parte de José Antonio López en 2007 la idea era hacer un albariño de guarda, con un año de crianza con lías y otro en botella. El consumidor debe darle al menos dos o tres años más. Un 2017 recientemente catado estaba espléndido, con futa madura, hierbas, sensaciones de piedra seca, brío y toques salinos. La original etiqueta reproduce los dibujos del cuaderno del colegio de la madre de López.