Tres dudas del incendio del Windsor que llevan 20 años sin resolverse
Aún se discute si el suceso fue fortuito o intencionado, sigue sin saberse quiénes eran los dos fantasmas y tampoco se ha aclarado qué se hizo con el amianto

¿Qué hacías la noche en que ardió el Windsor? Esta fue durante años la pregunta que se hacían los madrileños, tal fue el impacto que causó la película real del Coloso en llamas que se vivió en la capital la madrugada del sábado 12 al domingo 13 de febrero de 2005, cuando un espectacular incendio que se divisaba por toda la ciudad devoró, cual cerilla gigante, el edificio Windsor. Unas 26 horas después de iniciarse el fuego ―a las 23.21 en el despacho 2.109 de la planta 21ª―, el rascacielos, de 106 metros, quedó convertido en un gigantesco y triste esqueleto de hormigón. Las especulaciones sobre la causa no tardaron en propagarse, incluidas las que apuntaban a un sabotaje, un ajuste de cuentas o incluso una conspiración en la que se mezclaban intereses económicos y políticos, a las que se sumaron conflictos judiciales para establecer responsabilidades e indemnizaciones con miles de millones en juego. A día de hoy, quedan al menos tres dudas por resolver sobre el final del edificio, levantado en 1979, propiedad de la inmobiliaria Asón y el octavo más alto del skyline de Madrid por aquel entonces.