Ucrania no está en venta
Europa debe implicarse a fondo para impedir que Trump y Putin negocien una paz impuesta a espaldas de Kiev

Una sensación amarga entre el desasosiego y el desengaño recorre las cancillerías de la Unión Europea desde que el miércoles por la noche el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, revelara con insultante informalidad que había hablado por teléfono con el autócrata ruso, Vladímir Putin, para iniciar una negociación que ponga fin a la guerra de Ucrania. A punto de cumplirse tres años de la invasión rusa, más de 12.000 civiles ucranios muertos después y tras incontables llamamientos solemnes a la defensa del orden mundial basado en reglas, Ucrania y Europa se asoman a la posibilidad real de una resolución humillante: una llamada de teléfono, un reparto de territorio ajeno negociado por potencias y un final impuesto por decreto, a espaldas de la historia, de los principios y de los muertos.