Un bosque de hongos microscópicos para cuidar de las viñas en la Ribera del Duero
Una empresa especializada en biotecnología recurre a estos microorganismos para mejorar la calidad de la uva
Ahí están, con una labor invisible para que esas viñas produzcan el mejor vino posible. Son hongos micorrízicos, tan desconocidos para la opinión pública inexperta en el reino fungi como cruciales para la correcta absorción de agua o nutrientes en las plantas de donde luego surgirán los mejores vinos del mundo. La industria vitivinícola ha puesto sus ojos en el suelo, tras décadas mirando más hacia arriba que hacia las profundidades, para analizar cómo ayudar a las viñas y que se adapten a los rudimentos del cambio climático con técnicas inauditas tiempo atrás. La empresa ID Forest se ha especializado en coordinarse con las bodegas para cuidar de sus superficies y darle las mejores condiciones a las cepas. “Preferimos la calidad a la cantidad, queremos la máxima biodiversidad en los viñedos y que el terreno sea como un bosque”, esgrimen los científicos: a más variedad natural, más nutrientes y recursos para las posteriores uvas.