Un mes de terror sin tregua en el Catatumbo: “Mis hijas se están muriendo, me estoy volviendo loca”
Una familia queda en medio del fuego cruzado entre los dos grupos ilegales que se disputan la zona. Habían regresado una semana antes, tras un mes de huida, y han vuelto a abandonar el campo con un duelo en el alma y sin esperanza en el futuro


Doña Blanca Parada (Tibú, 49 años) se aferra al féretro blanco como si aún pudiera sostener el cuerpo de la menor de sus hijas. La rodean una decena de familiares. Todos llegaron desplazados hasta Cúcuta, una ciudad fronteriza en el noreste de Colombia, viviendo de refugio en refugio, con la vida en un morral y un par de bolsas. Su hija Johanna Quiñones (Puerto Concha, Venezuela, 18 años) es una de las 64 víctimas mortales de la renovada guerra en la región rural aledaña, conocida como el Catatumbo. Cayó herida el viernes 14 de febrero, con dos balas del fuego cruzado entre guerrilleros del ELN y miembros de la disidencia conocida como Frente 33, que tras una semana de tregua se citaron para enfrentarse a tiros en una carretera que conduce del municipio de Tibú a El Tarra. La casa de los Quiñones, en la vereda Villa del Río, quedó justo en medio de las casi tres horas de combate, entre la vivienda y una escuela infantil.