Una bella tristeza

En ‘El amor de los hombres solos’, publicada en 2016 en portugués y recientemente traducida al castellano, Victor Heringer conjuga con maestría la observación prístina de un mundo que aún no ha sido corrompido

Jan 5, 2025 - 00:00
Una bella tristeza

Estímulos muy disímiles son capaces de despertar el sentimiento de la nostalgia. No solo la levanta la evocación de los aspectos más particulares de nuestra infancia, llamando la atención sobre aquello que nos sitúa en un tiempo y un espacio particulares, que alguna vez estuvo —una marca de golosinas, un juego de niños, una palabra dicha en el hogar—, pero ya no. La nostalgia también puede estimularse con un tono, con una atmósfera por medio de la cual aludimos a aquellos lugares donde nos sentimos seguros, a aquel tiempo desde el cual la vida ha tomado un rumbo y por el cual hemos llegado a ser lo que somos. De cierta manera, El amor de los hombres solos, la primera novela del brasilero Victor Heringer, publicada en 2016 en portugués y recientemente traducida al castellano por Hueders, aviva la nostalgia a pesar de estar situada en el Río de Janeiro de los ochenta, un tiempo y un escenario muy distintos a los de este lector. Y con esa capacidad, esta obra emociona con su belleza triste, con su posibilidad de mostrar una infancia en que la pobreza y la enfermedad pueden ser también un tiempo en que se fue feliz, en que la amistad y la vida familiar otorgaron, a pesar de toda carencia, cierta plenitud, aunque esta haya sido luego trastocada por la tragedia.

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