Una cárcel con salida al mar para los expulsados de Trump: “Ni nos quieren, ni nos dejan ir”
Las políticas de mano dura del presidente de Estados Unidos han cambiado los flujos de la selva del Darién, que ahora recibe a venezolanos que desistieron de seguir su camino al norte y a deportados asiáticos
Agotados tras peregrinar por varios países, excluidos de cualquier protección legal y desesperados por salir del encierro, cientos de migrantes permanecen detenidos en Lajas Blancas y San Vicente, dos albergues de Darién, la provincia donde Panamá desaparece en la selva impenetrable que hace de frontera con Colombia. Hasta que asumió el nuevo presidente de Estados Unidos en enero pasado, ambos centros estaban abarrotados por quienes cruzaban esa selva en dirección al norte. Ahora se amontonan mujeres, niños y deportados o espantados por la cruzada antiimigrante de Donald Trump.