Una columna de des-opinión
No tengo opinión sobre casi nada pero ver, cada día y en mi calle, cientos de tarjetas de trabajadoras sexuales en los parabrisas de los coches me empuja a tener que pensar sobre ellas


Me gustaría plantear este texto como una duda, como un silencio, como una grieta. Como una conversación sobre el tiempo en un ascensor ―imaginemos que, en Madrid, sigue lloviendo―. Me gustaría escribir una columna falta de certezas y llena de des-opinión. A ver si me sale.