Una humillación que nos alcanza
Lo que se escenificó en la bronca de Trump a Zelenski es una excusa para romper con Ucrania, dejarla en la estacada y culparla a ella de no querer la paz y negociarla directamente con Putin
Acabamos de asistir a un episodio inaudito, esperpéntico. Ocurrió muy lejos de aquí, en Washington, en la Casa Blanca, pero nos afecta de lleno. Y no para bien, porque es una avanzadilla del nuevo orden que pretende implantar Donald Trump a nivel planetario y nosotros, los europeos, estamos en su punto de mira. La reunión de Estado que debía mantener con el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, se convirtió en una encerrona que va mucho más allá de escenificar una bronca. Ya era anómalo que los dos mandatarios tuvieran una conversación ante los periodistas antes de entrar en la reunión propiamente dicha. Eso es nuevo. Normalmente, en estas previas para la prensa gráfica, los dirigentes de las naciones se saludan, sonríen para los fotógrafos, y pasan a la reunión. Trump no. Forman parte del espectáculo transmitido en directo en el que ha convertido su presidencia.