Una nueva ofensiva rusa amenaza con cercar a las fuerzas ucranias en Kursk
El territorio controlado por Kiev pende de un pequeño corredor de medio kilómetro de ancho. La nueva fase de la operación rusa coincide con el fin de suministro de información estadounidense a Ucrania
El pasado 5 de marzo, el día en el que Estados Unidos dejaba de compartir con Ucrania parte de su información de inteligencia, el ejército de Rusia irrumpió por sorpresa entre las defensas ucranias en la región rusa de Kursk, de la que las fuerzas armadas enviadas por Kiev han llegado a controlar alrededor de 1.200 kilómetros cuadrados —según la web ucrania de análisis Deep State, las tropas ucranias solo mantienen el control total de 337 kilómetros cuadrados, por 544 en disputa—. En apenas un par de días, los rusos lograron avanzar por la parte sur del territorio en el que se libra la batalla hasta casi aislarlo en dos y amenazar la carretera a Sudzha, el principal bastión ucranio en la zona. Unas 10.000 tropas de Kiev corren el riesgo de quedar cercadas y su alto mando se plantea la posibilidad de una retirada, según han contado militares ucranios al diario británico The Telegraph: “Queremos evitar pérdidas, el miedo a un cerco es real”.