Val Kilmer, mal actor, peor persona, pero dueño de un carisma descomunal
El intérprete acumuló un puñado de títulos interesantes, aunque siempre se creyó superior al material que recibía y a los guiones que protagonizó

Hay algo espeluznante en el documental Val, que por otro lado es un filme fantástico: la constatación del ego descomunal de un actor, el fallecido Val Kilmer, que siempre pensó que la vida y la interpretación le debían algo. Y tan convencido estaba de ello que, primero, se estuvo grabando toda su existencia y, segundo, decidió que no tocaría ni un plano de ese retrato amargo y doloroso. Y podía hacerlo: Val (2021) nació cuando Kilmer contrató a dos montadores para que digitalizaran y ordenaran su archivo. Son ellos —Leo Scott y Ting Poo— los que, anonadados ante lo que veían, le propusieron a la estrella el documental. Él aceptó. Y Val se convirtió en su legado.