Vías para que el bosque se regenere por sí mismo

Los proyectos de restauración ecológica, basados en procesos naturales, ofrecen oportunidades de negocio y beneficios sociales para entornos locales

Mar 22, 2025 - 01:00
Vías para que el bosque se regenere por sí mismo

Cuando aparece la Sociedad de Restauración Ecológica a finales del siglo XX, aparece porque nos convencemos de que la protección y la conservación ya no son suficientes”, asevera Jordi Cortina, catedrático de Ecología en la Universidad de Alicante y miembro de la junta internacional de este organismo de referencia en la recuperación de hábitats dañados. Algo que tiene que ver, directamente, con la calidad de vida del ser humano. Urge recuperar terreno (natural) perdido —la reciente Ley de Restauración de la Naturaleza europea establece ya objetivos vinculantes— y la restauración ecológica emerge como una metodología que evoluciona las técnicas ambientales. Frente a la tradicional reforestación de bosques, este modelo integral de actuación, articulado en varias fases, ayuda a la naturaleza a regenerarse por sí misma, retornando a ecosistemas sanos y mantenidos en el tiempo, incluso adaptados a los retos climáticos del planeta.

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Impulso normativo

“Es un reglamento histórico porque tiene objetivos vinculantes para los Estados miembro”. Así valora Diana Colomina, responsable de bosques en WWF España, la Ley de Restauración de la Naturaleza de la UE, aprobada in extremis el pasado agosto. También su aplicación directa e inmediata (a través de los diversos planes nacionales), y sus ambiciosas metas: iniciar procesos de restauración en el 20% de las zonas (marítimas y terrestres) de la UE hasta 2030, y después en todos los ecosistemas que lo precisen hasta 2050. 
“La ley es muy inteligente en varios aspectos”, reconoce Jordi Cortina, catedrático de Ecología en la Universidad de Alicante, como estipular en una primera fase medidas estrictas en la restauración de hábitats terrestres y marinos de interés comunitario, “de los que sí tenemos información, mejor o peor, pero sabemos su estado, de manera que ya podemos intervenir”, razona el experto. Concretamente, en un 30% de ellos hasta 2030 —con prioridad para los integrados en la Red Natura 2000, que en España suman más de 2.100 espacios protegidos—, y en un 100% y 90%, respectivamente, para 2050. La segunda fase, más laxa, amplía la rehabilitación a otro tipo de ecosistemas (urbanos, fluviales, polinizadores, agroecosistemas y forestales) mediante el cumplimiento de diversos indicadores establecidos, eso sí, por cada uno de los países. Cortina confía en que se aborden también llegado el momento, como “oportunidades para adaptar nuestros montes y nuestros sistemas agrícolas al cambio climático y al contexto de despoblamiento rural”.
Este reglamento puede corregir el gran obstáculo que, según dos estudios en los que ha participado el propio Cortina, frena hoy la restauración de ecosistemas: el compromiso político. “Que los políticos tengan una visión a largo plazo y de beneficio para sus conciudadanos, de comprometerse”, afirma. El segundo es “la coordinación de acciones, tanto a nivel del Estado como autonómico y local, coordinar esos esfuerzos”, señala. “Hay muy poca intervención en terrenos privados desde las administraciones públicas”, ahonda Diana Colomina, cuando el 72% de la superficie forestal española es propiedad particular. Reclama más acuerdos público-privados, como una fiscalidad verde favorable —“ahora quien contamina paga, pero quien conserva debería recibir”— o pagos por servicios ambientales. “La gobernanza va a ser el punto clave, apuntilla.